viernes, 21 de septiembre de 2012

Euskadi, con valor


Aurelio Romero Serrano. Vitoria-Gasteiz (aurelior_cr@yahoo.com)



Es una auténtica crisis, no derivada de la económica, sino política. No es preciso magnificar las imágenes ni los números que vimos el 11 de septiembre, en la conocida Diada de Catalunya, para saber que en Catalunya ha cogido brío, un nuevo brío, diferente de aquel tarradellismo, el movimiento de una parte de la sociedad catalana a favor de la mayor expresión de su sentimiento de independencia o, si se pudiera decir, de la identidad explícita en cuanto a derechos y competencias; eso que suelen llamar encaje constitucional. No parece que estemos en el mismo escenario de hace unos años con los recortes (maldita palabra), estatutarios entonces, aunque los de ahora son igualmente ideológicos, pese a que las partes, todas, argumenten razones económicas. La dificultad nos hace más viejos que nuestra propia edad, pero nos deja ver el fondo a través de la hojarasca.

Es una nueva forma que se suma a otras ya conocidas de apelar al valor de lo propio y al valor de dirigirlo. Se ha situado en el centro de la plaza esa reivindicación, no desde la esquina temerosa apoyada en altavoces ruidosos. Y la desaparición de la violencia en Euskadi, contada aún en días, ha descorrido el velo de una de las grandes falacias que esa misma violencia ocultaba: todo es posible, hasta pedir la independencia con la palabra. Por eso, manipulaciones aparte, el eco de la Diada ha resonado en Euskadi también con mayor magnitud que en ocasiones anteriores, más en un solo día que en años de gobierno tripartido en la Generalitat o que las proclamas de ……… .

Hace unos meses, en aquel histórico Pleno del Parlamento vasco en que se aprobaba la creación de la Comisión para la Convivencia, el lehendakari López afirmaba que el “el fin de la violencia modula el futuro de país”. Tan así es, aunque sus palabras entrañaban un fin de legislatura indeseado, que hoy, convocadas nuevas elecciones en Euskadi y Galicia, y a punto de serlo en Catalunya, por primera vez las tres nacionalidades históricas usan la misma herramienta: la política. No podía esperar Rajoy peor escenario ni los españoles y ciudadanos vascos más ilusionante reto.

A partir de aquí, ni Galicia ni Catalunya necesitan una mano mayor de españolismo. Cada una tiene la que los ciudadanos quisieron incluir en la urna. Euskadi se planta ante un lienzo en el que la palabra “valor” también determinará su futuro y necesitará una mano de gobierno social y firme como el de los últimos meses de gobierno socialista. Esa soledad envenenada que se aventuró ha permitido trazar la línea por donde caminar y, por fin, trazar una marca en el suelo por donde discurren las preocupaciones reales de los ciudadanos, que luego cada cual sueña con el dios que quiere.

En este periodo nuevo, casi constituyente para Euskadi en lo político aunque no en lo institucional, “Valor” es constituir un gobierno capaz de poner la política en el espacio que le corresponde en defensa de los intereses ciudadanos y generales, y que sean los graves intereses ciudadanos los que atraviesen de un lado la actualidad y no las doctrinas de campanario. Valor para ser capaces de ajustar la cintura al cinturón y no dejarse partir por la mitad por el látigo de la ideología que la derecha esconde.

Tal vez fuese una ingenuidad pensar que, tras los resultados electorales de mayo pasado, el PNV fuese a buscar el arrinconamiento del socialismo vasco. Pero la legislatura se cierra con el valor de haber puesto en el centro del hemiciclo la necesidad de un entendimiento fiscal entre los territorios, lo que nos habla más de competencias y menos de ideologías.

Lo que los ciudadanos reclaman hoy tiene nombres diferentes, pero, más que nunca, exigen un líder para un programa, un programa para un país, un país con viejos y nuevos valores desde la convivencia. Un solo país, Euskadi, con los máximos derechos en cualquier rincón de sus territorios. Esto si sería una nueva Euskadi, con valor para afianzar este nuevo tiempo, crear un espacio de acogida democrática, impulsar el desarrollo económico y el bienestar herido, potenciar y cohesionar una nueva malla social solidaria, financiada y eficaz, entrelazar la sociedad en un nuevo parámetro, el de la paz, fortalecer las instituciones y organismos representativos sociales que definen e identifican a Euskadi en el conjunto del Estado, continuar siendo un país de referencia de desarrollo, bienestar e historia.

Cabría añadir, con diferentes lecturas para hoy y con mayor energía para mañana, que “la libertad es un valor supremo que cobija todos los demás y los relanza; la diferencia aceptada conduce a una mejor convivencia que nos enriquece”. También fueron palabras suyas, del lehendakari López, aquel jueves “Día 0”.

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