miércoles, 27 de marzo de 2013

Urkullu: Presupuesto cargado de recorte e ideología

Aurelio Romero. Vitoria-Gasteiz. @romeronomada


El lehendakari Urkullu ha pasado la frontera de los primeros 100 días de Gobierno casi sin pisar tierra, y ha conseguido mantener a todos en la sala de espera de sus decisiones, las pocas que ha tomado. La suela de sus zapatos han tenido alas ideológicas desde el primer día, aparentando que eran circunstancias locales o territoriales las que, por ejemplo, le llevaban a respaldar los presupuestos del PP en Álava o ceder sin que lo parezca a la prometida financiación de la capitalidad de Vitoria. Consciente de que necesitaba aparentar convivencia con todos, porque su minoría parlamentaria no le permite grandes alardes, ha sobrevolado de reunión en reunión, dejando acá un principio de acuerdo sobre partidas concretas y allá el rumor de un posible pacto, a corto plazo, con el PSE-EE.

En la certeza de que sólo EH Bildu pretendería pasarle con el afán nacionalista, atenazó pactos que dejan intocable la política que esta coalición desarrolla en la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia, porque, con igual certeza, continuarán siendo coprotagonistas del debate nacionalista, cuando ese debate vuelva a estar entre las preferencias del PNV gobernante. Ahora el objetivo es conseguir el apoyo militante del PP y al menos la abstención o enmiendas parciales por parte de los socialistas vascos.

Le queda poco tiempo, apenas tres semanas, para demostrar si tanto silencio durante 100 días han servido para algo más que anunciar un proyecto de Presupuestos para 2013, que dice más en sus folios que cuanto el lehendakari ha manifestado desde antes de tomar posesión.

El PSE-EE ya había aventurado que, en caso de mantener su gobierno, tendría que haber adoptado medidas económicas para reducir el gasto y la inversión en Euskadi, porque la caja tenía un agujero por el que el disponible salía rápido, pero la oposición de todos impidió buscar una mejora del sistema fiscal que permitiese más ingresos. El PSE-EE se limité a convocar elecciones anticipadas y pasar el bastón de mando sobre la crisis presupuestaria al PNV. Y sirvió de poco la auditoría encargada por el PNV sobre las cuentas vascas en el último ejercicio del Gobierno de Patxi López. Una auditoría que el portavoz parlamentario del PSE-EE Josean Pastor calificase “de corta pega”.

Sin nada de interés bajo la alfombra, Urkullu ha perdido la oportunidad de “la herencia recibida” ran propia del PP y su gobierno ha tenido que encarar la elaboración de un presupuesto propio, -que el jueves de la pasada semana entró en el Parlamento- con ideología propia y con una realidad enfrente que es heredada porque la crisis pasa de un año a otro y de uno a otro gobierno irremisiblemente. Estos meses de aparente inactividad del ejecutivo vasco, tantas veces denunciada por los diferentes grupos políticos, no son tanto producto de la sorpresa por la situación real de la economía de Euskadi como del final de esa indeterminación de los jeltzales sobre los remedios a su minoría parlamentaria.

Urkullo pretende huir de un “gobierno a lo Barcina”, sin mayoría suficiente y ruptura con cuanto le rodea. La llama de la movilización que el PNV y EH Bildu principalmente han encendido en sus gobiernos locales o provinciales se extiende ya a otros colectivos sociales y trabajadores de empresas en crisis y, sobre todo, las Administraciones Públicas. Pese a su tejer silencioso, Urkullu y el PNV en todo Euskadi se iba a oner enfrente de su primer espejo, el más importante: el de los Presupuestos para este año, su primer ejercicio de planificación y administración, donde los gobiernos se confiesan la primera vez y todos los años consecutivos, incluso cuando los prorrogan. Era inevitable que esa primera mirada en el espejo real de Urkullu le devolviera a su esencia ideológica más allá de los escarceos con el PSE-EE o quienes mandan en EH Bildu.

Ni el Parlamento le ha servido para distraer la atención, como los debates interruptus sobre la ponencia de paz, y el PSE-EE ha vuelto a demostrar que la maquinaria de gobernar sigue en su mente, gripada como los coches abandonados a su suerte, incapaces de generar iniciativas públicas que nos hagan ver que del gobierno se pasa a la oposición con otro traje y otros niveles de responsabilidad, incluso pública, pero sobre todo social. El tiempo de los congresos para intentar rehacer las costuras de ese “partido viejo que se hace viejo” ha servido de tiempo de espera a Urkullu, sabiendo que los socialistas atendían urgencias que no le afectarían a él. Ni antes ni después de los congresos.

Su dificultad, la de Urkullu, es encontrar los puntos de coincidencia con el PSE-EE, que tuvo un primer amago con el acuerdo sobre algunos cargos institucionales y que, impropio de la habilidad del PNV y la falta de olfato socialista, hizo aguas en el primer paso, el nombramiento del nuevo director de EiTB. Se buscan otros puntos de encuentro, más allá de ese rumor que, como Guadiana, surge y cae cada día, sobre una alianza “de responsabilidad” para fortalecer el gobierno peneuvista y resolver situaciones personales de anteriores cargos socialistas. Pero esos puntos de acuerdo chocan ya en el plano teórico entre los nuevos posicionamientos del PSE-EE en la oposición y los nuevos compromisos del PNV que, como Gobierno, estrena.

Los presupuestos de 2013 se han convertido así en el verdadero campo de escaramuzas entre todos, sobre todo ahora que el PNV ha afianzado su alianza con el PP que, con seguridad, le permitirá sacar adelante las cuentas de la Comunidad. Pero el lehendakari no se resigna a no ser “Urkullu el apaciguador”, con la disolución de ETA si llega, el acercamiento de los presos, el que por primera vez encuentra vías fiscales sin sangrar la historia y competencia de las Diputaciones, quien lleva adelante la Ponencia de Paz del Parlamento vasco, quien presenta el presupuesto más “social”, como lo ha calificado, y quien consiga situarse por encima de su minoría parlamentaria en base al apoyo de todos …… menos EHBildu, que será el adversario común de todos, todos los que Urkullu va a utilizar para recuperar espacio electoral frente a la crisis y frente a la radicalidad, pese a la debilidad mayor de quienes puedan respaldarle.

¿Alianzas? Durante estos meses, el lehendakari Urkullu ha intentado evitar aparecer como el aliado vasco del Gobierno de Madrid, pese al recorrido histórico de estos últimos años en la oposición, buscando la aproximación lírica equidistante con el segundo grupo en votos, EHBildu, los socialistas del PSE-EE y el PP. Ha sido la política de alianzas en los territorios diferentes del País Vasco, esa otra realidad de poderes tan diversos, la que ha ido encadenando los escalones hasta subir al punto final: El pacto con el PP, inevitable desde el comienzo, pero, sobre todo, buscado como remedio a unas cuentas vascas que dan de sí lo que dan aunque la política reclame más.


CON EL PP, ANTES Y DESPUES

No se quiso entrar a tiempo en el debate fiscal, que llevaría según el PSE-EE a una mayor corresponsabilidad de las Diputaciones forales con las cuentas de la Comunidad Autónoma, y la razón más profunda era la de mantener los contrapoderes en un momento en el que quien gobernaba no tenía ya poder en ninguna Diputación. Y Euskadi se ve abocado en los presupuestos de 2013 a atender una crisis mayor de la sabida, retrasada respecto de la general del Estado, pero inaudita para lo acostumbrado. Así, la política impide un mayor frente común contra la crisis y ahora una crisis mayor se reparte por igual.

El lehendakari Urkullu tiene tres semanas para comprobar si, más allá del respaldo inicial del PP, sus presupuestos pueden encontrar un mayor consenso. El calificativo de “presupuestos sociales” para llamar a la conciencia de la izquierda nacionalista o no, y la petición de que el capítulo de inversiones fundamental, el de las infraestructuras, se aborde desde el propio Cupo Económico que mantiene el País Vasco con el Estado.

Un presupuesto con truco evidente que esconde recortes sociales bajo su calificativo y que traslada al Gobierno central y al conjunto de los ciudadanos lo que el PNV no fue capaz de arrancar a los órganos políticos y económicos provinciales, las Diputaciones que este partido gobierna (Vizcaya) o en las que ha hecho posible que otros (HBBildu en Guipuzcoa y PP en Álava) gobiernen.

El gobierno de Urkullu plantea por vía indirecta el mismo mensaje que Artur Mas lanzase en Catalunya antes de su proclama soberanista y posteriores elecciones y, más recientemente, en cuanto a la nueva deuda de las Administraciones catalanas: El Estado nos ahoga. La reivindicación de la autonomía económica como desagravio o, a la inversa, menor aportación a la financiación estatal para contar con mayor capacidad económica para afrontar la crisis. Pero si en Catalunya Mas ha encontrado la oposición de los populares, en Euskadi el pacto PNV-PP viene rodado desde Vitoria.

¿Presupuestos sociales?. Nominalmente solo. Los presupuestos para 2013 del Gobierno vasco introducen una reducción histórica de 1.132 millones de euros, un 10,8 por ciento menos que los del año 2012 y un total disponible de 9.316 millones de euros. Es fácil adivinar, que bajo el título y las cifras iniciales, habrá una realidad que todos adivinan: el ajuste hasta “lo esencial” de los servicios públicos, como el propio lehendakari adelantaba: "Queremos garantizar los servicios esenciales, garantizar el modelo público y universal de Sanidad y el de Educación, y el acceso a los servicios sociales básicos". La senda de la política desarrollada por el Gobierno de Rajoy encuentra su mejor eco en los presupuestos vascos, a los que el PP, antes de tocar papel, ya había dicho “si”.

Se comprobó con claridad que Euskadi entra en la “etapa de sacrificio” como señalaba Urkullu cuando su consejero de Hacienda y Finanzas, Gatzagaetxebarria, entró a detallar las cuentas de 2013: Como ejemplo, el Departamento de Educación, Política Lingüística y Cultura tendrá un descenso del 10,1 por ciento; Empleo y Políticas Sociales un 25,9 por ciento menos que en 2012.

La segunda fuerza política, EHBildu y su lider Laura Mintiegui ya han denunciado “el reparto de la miseria” que supondrán estos presupuestos y ha reclamado mayor valentía en la recaudación fiscal, los impuestos, para construir unos presupuestos “dignos”.

El primer presupuesto del nuevo gobierno vasco es para el PSE-EE una “sangría” de los ciudadanos, acusa al PNV de maquillar los presupuestos, de caer “en el dogma de la austeridad a ultranza" y amenaza con una enmiendas a la totalidad cuando se presenten en el Parlamento de Euskadi.

Si los presupuestos del PNV no dan la talla en opinión de todos, menos del PP, los nacionalistas tendrán en el próximo debate parlamentario la ocasión de demostrar si los acuerdos parciales en las Diputaciones y Vitoria son un preámbulo de su habilidad política o si la talla negociadora del lehendakari es, como la de Rajoy, una sombra que se alarga

domingo, 24 de marzo de 2013

Diálogos imposibles


Julio Herrero Romero. @HerreroJulio jherrero2007@gmail.com


Cuando Laura Mintegi intervino en el Parlamento Vasco, haciendo referencia al “origen político de las víctimas”, poco imaginaba que sus palabras iban a ser analizadas, desmenuzadas e interpretadas con tanta intensidad por parte de analistas, propios y extraños. Hay quien ve en ellas una justificación de los crímenes de ETA, o simplemente la exculpación de toda una terrible historia de asesinatos de “raíz política”, que se producen por “la falta de diálogo” entre los que empuñaban las pistolas y los que morían por sus balas. ¡Difícil relación ésta! Algunos se han apresurado a contestar que “el que mata a un hombre no defiende una doctrina, sólo mata a un hombre”, lo que debería ser fácilmente entendido, pero a veces el empecinamiento hace derivar hacia intentos de justificación imposibles que, no por dichos con fingida ingenuidad, resultan aceptables.

En el fondo subyace la idea de si la violencia política, que llega hasta el aniquilamiento del adversario, puede en algún caso ser aceptable cuando los fines lo “justifican”. Terrible cuestión que ha configurado la historia pero que ha sido analizada y rebatida en los múltiples tratados sobre la formación de los estados democráticos, haciendo mención a la violencia “legítima” patrimonio de ellos.

Se puede coincidir con Mintegi en que la falta de diálogo es una causa de los conflictos políticos, pero no que la consecuencia “inevitable” sea la muerte del adversario, y mucho menos que se quiera encontrar en ella la justificación para quienes practicaron tan execrable doctrina. Dudo que, tras las palabras de la representante de EH Bildu, haya tanta “esencia política” como se ha querido ver, máxime cuando vemos el contexto en que se hicieron, replica parlamentaria, pero a veces las verdades del corazón aparecen cuando el cerebro pierde la calma.

En cualquier caso la fiscalía ya se ha ocupado de entrar en el “jardín” y poner en duda la inviolabilidad del Parlamento, al abrir una investigación sobre si se ha podido cometer un delito de “enaltecimiento del terrorismo”. Al fiscal superior del País Vasco se le llena la boca con “el cuidado que hay que tener en que no se humille a las víctimas” reconociendo que puede “constreñir la libertad en el ejercicio de las opiniones”, incluso en sede Parlamentaria. ¡Cortos argumentos para tan grave decisión!

jueves, 21 de marzo de 2013

¿Por dónde puede empezar a cambiar la política?

Denis Itxaso. Donostia. @DenisItxaso

A hilo de un certero artículo de opinión que publicaba Moisés Naím el pasado domingo sobre las mutaciones que experimenta el poder, salí pensando el martes del Ayuntamiento acerca de cómo acertar con la actitud política, desde la oposición a un Gobierno local con quienes tenemos abismales diferencias. Somos oposición, pero en ningún caso ajenos a las dificultades por las que atraviesan las personas y las organizaciones, empezando por el propio Consistorio.

Los grupos municipales, que solemos ser a veces criticados por el alto volumen de nuestros reproches al Alcalde Izagirre, el pasado martes optamos en bloque por dar vía libre a los presupuestos municipales para el año 2013. Puede resultar sorprendente, pero así fue. Ni el PP, ni el PNV ni el PSE-EE llevaron al Pleno ninguna enmienda a la totalidad que persiguiese la devolución de los presupuestos, que es una manera de permitir su aprobación. Es obvio que unos se sentirán más identificados que otros con ese documento, ya que es el que mejor refleja el rumbo político que el gobierno que lo ha presentado pretende imprimirle a la ciudad. Pero nadie quiso ser responsable de que San Sebastián se quedara sin presupuesto. Ciertamente los socialistas optamos en esas circunstancias por negociar duro con el Gobierno para que ese plácet a los presupuestos no resultase gratuito, si no que reflejase una buena cantidad de iniciativas que nosotros consideramos prioritarias para Donostia.

Sin embargo, el debate no estuvo exento de dobles y triples juegos y de acusaciones calculadas , hasta parecer que quien se erige como alternativa de gobierno, está abocado a desarrollar una política de duro desgaste, cueste lo que cueste, y caiga quien caiga. ¿Olvidamos acaso que en medio están los ciudadanos y sus barrios y muchos intereses en juego como para que todo se reduzca al viejo desafío del "conmigo o contra mí"?

Y pensando en estas cosas, me acordé de algo que explicó muy gráficamente Rubalcaba hace dos semanas en una entrevista televisiva. "Resulta que cuando trato de acordar y proponer cosas de forma constructiva al Gobierno, el camarero de la cafetería que está al lado del Congreso, me reprocha que no doy caña al PP y que hay que ser mucho más exigentes. Pero cuando la semana siguiente he tratado de denunciar con toda la vehemencia de la que soy capaz los desmanes del Gobierno, cuando he optado por ser incisivo y duro en los reproches políticos, entonces el camarero me dice, disgustado, que a ver cuándo demonios nos vamos a poner de acuerdo los políticos para sacar este País adelante".

Esta sencilla pero clarificadora anécdota, que resume las contradicciones en la que se encuentra sumergida la política democrática, viene a cuento porque hay actitudes básicas que la gente practicamos a diario en nuestras vidas y trabajos, y que no debieran resultar ajenas ni incompatibles entre sí cuando ejercemos de políticos. Negociar, acordar, discutir, reprochar, discrepar, colaborar, ayudar, denunciar, comunicar, escuchar... Todo forma parte del mismo juego, que ni es blanco nuclear, ni negro azabache. Y cuanto más naturalmente nos desenvolvamos, evitando imposturas y exageraciones, más fácil nos resultará recuperar la conexión con esta sociedad aburrida de tanto teatro.

En parte somos presos de nosotros mismos. Hemos empleado demasiado tiempo confinando la política en compartimentos estancos, y, cuando la realidad imperante y la madurez ciudadana nos obliga a actuar con flexibilidad y transparencia, nos encontramos esclerosados para dar respuestas ágiles en defensa del interés general. Esa atrofia de los reflejos, sumada a la renuncia de los políticos por explicar, por hacer pedagogía y confiar en la capacidad de comprensión y espíritu crítico de la ciudadanía, ha estrechado el campo de juego político hasta convertirlo en mero tacticismo diario. Una colección más o menos imaginativa de frases hechas y titulares reduccionistas.

Quizás un cambio de actitud en este sentido podría devolvernos parte de la credibilidad perdida. Se ha hablado mucho de la honestidad e integridad como consecuencia de los escándalos de corrupción que sacuden la política y otros ámbitos de la vida pública. Y sigue siendo necesario mantener ese nivel de exigencia básico para evitar la degradación del sistema democrático. Pero no estaría de más que también trabajásemos la esfera de las actitudes, y contribuir así a humanizar más el ejercicio de la política. No podemos seguir dando esta imagen de seres extraterrestres e imperturbables; de lo contrario, no deberá extrañarnos que asistamos al epílogo de la democracia representativa.

lunes, 18 de marzo de 2013

Nuevos gestos

Julio Herrero Romero. @HerreroJulio jherrero2007@gmail.com

El Papa Francisco dice lo contrario de la Iglesia que el médico de nuestro cuerpo: “que si no camina adelgaza”. En eso, como en tantas cosas, la iglesia se comporta de forma distinta a los humanos, y quizás por ello es tan longeva. Estos días hemos vivido el grandioso espectáculo de la elección del nuevo dirigente de esta multinacional de la fe, que proclama en su doctrina estar cerca de los que menos tienen, pregonando incluso ser más difícil la salvación de un rico que "un camello pase por el ojo de una aguja" - que aunque haga referencia a una pequeña puerta, no deja de ser complicado -. Y sin embargo las imágenes que nos llegaban de la magnificencia y boato de esa curia de cardenales, perfectamente ataviados para la ocasión, no era la representación de los desheredados del mundo. Los detalles que sorprenden - por algo será - hacen referencia a la humildad del nuevo obispo de Roma que se trasladó de vuelta a la residencia en autobús, junto al resto, lo que por lo que se ve era impensable. O que pagó el hotel, que no debe ser lo habitual a la vista del eco obtenido. Que no vistiera la esclavina púrpura, ribeteada de armiño, también ha sido muy celebrado o el hecho de que no usara el latín sino el italiano en su primera alocución, son detalles que los más de cinco mil periodistas destacados al evento han destacado, pronosticando de esa manera grandes cambios en la iglesia. Habrá que ver el sentido de los cambios ya que algunas sombras aparecen en el pasado del nuevo pontífice y no son pocas las que hablan de su posición en lo que se ha llamado la ética sexual de la Iglesia, tan necesitada de revisión y también de contrición. Pero mientras en el Vaticano aparecía la fumata, en Europa, el Tribunal de Estrasburgo le daba un repaso a nuestra legislación sobre el desarrollo de los desahucios, lo que al parecer va a obligar a ser más cuidadosos con las cláusulas que los bancos imponen en sus contratos. Ahora ya no nos podrán poner intereses usureros y nos tendrán que avisar un par de veces antes de echarnos. Pues bien. Pero no parece que esto vaya a satisfacer a los miles de víctimas de engaños, abusos e incluso extorsión que la permisividad de la legislación española ha generado. ¿Dónde estaban los nombrados “defensores del pueblo” hasta ahora? Reunidos.

Artículo publicado el 17 de marzo en Diario Noticias de Álava.

viernes, 15 de marzo de 2013

Mintegi y el largo camino de EH Bildu

Aurelio Romero. Vitoria-Gasteiz. @romeronomada

Sólida o no, la creación de la ponencia de paz del Parlamento vasco propuesta por el lehendakari Patxi López en la anterior legislatura es la iniciativa más importante que se ha registrado en toda España tras el alto el fuego voluntario anunciado y hasta ahora cumplido por parte de ETA. Si en aquella ocasión fue la duda del PP para participar en dicha ponencia, en el Pleno de este jueves fue el duro debate entre PP y EHBildu lo que llevó a la presidenta jeltzale a posponer su constitución hasta que se recupere un nivel de diálogo razonable. Es muy probable que, de no haberlo pospuesto, se hubiera destruido ese conato de diálogo entre visiones diferentes de la reciente historia del País Vasco que, hasta ahora, al menos había permitido convertir el Parlamento en un foro menos interesado o “de parte” que cualquiera de los otros convocados o abiertos.

La presidenta Bakartxo Tejería erró el término cuando, poniendo freno a la discusión, apeló al “respeto” entre los miembros de la Cámara. En su intervención, Laura Mintegui, candidata a la Lehenkaritza por EHBildu y su portavoz Parlamentaria, se situó por encima o lejos de ese concepto al abandonar el lenguaje de la campaña electoral y recuperar los tradicionales planteamientos de Batasuna, como si ETA mantuviese su nivel de actividad y la presencia en el Parlamento de la izquierda abertzale fuese consecuencia de una laguna legal.

La intervención de Mintegui fue como un nuevo zarpazo de león mortecino donde aún cuesta ver que la carne vaya cicatrizando, cuando todo el país en su conjunto quiere creer, con un pie en la esperanza y otro en la desconfianza, que un nuevo tiempo va tomando tierra en Euskadi. Hace pocos días que Mintegui acudía al homenaje del Parlamento en conmemoración del asesinato de Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díez. Ayer, la portavoz de EH Bildu reflexionaba al hablar de Buesa sobre los muertos que lo son por “causa política”, abriendo de nuevo el foso en el durante casi medio siglo se ha hundido tanta vida y tanto futuro.

Durante este año y medio desde el alto el fuego el debate ya no era la violencia y su legitimación por parte de los violentos, sino cómo ir poniendo una base sólida en esa raya negra del pasado. Hemos avanzado contra la equidistancia y a favor de la conveniencia –y la necesidad- de confiar en que el pasado no puede volver a ser futuro y que, mientras alguien va tomando apunte para el relato, vamos construyendo una nueva realidad sobre la que avanzar. Hoy reviven con fuerza las palabras de Koldo Martínez, portavoz de Geroa Bai junto a Uxue Barcos y presidente de la Asociación de España de Bioética, quien, tajante, afirmaba que la condena de la violencia es el principio de todo lo demás, siendo ese “todo lo demás” por lo que aspiramos. O cuando decía que no hay ética en la comparación de dos violencias desiguales, la de los violentos y la violencia del Estado cuando no cae en la ilegalidad.

Sabemos que el camino futuro sería, será, difícil, lento, complejo y por momentos frustrante. Partimos de una mínima sospecha de paz, pero todos nos hemos aferrado a él como el clavo ardiendo que nos revuelve mientras confiamos en que dure. Laura Mintegui y EH Bildu ha llevado el Parlamento vasco a un día cualquiera de hace dos años y ha provocado, como buscándolo, que la ponencia de paz embarranque contra las palabras o navegue con toda dificultad entre el hierro de la memoria.

Un año y medio de paz no es suficiente para reconstruir medio siglo de destrucción de la convivencia. Laura Mintegui salta por ambos lados del foso negro y anuncia que su recorrido es más particular que común, aun sabiendo que ese largo camino le lleva a ninguna parte.

martes, 12 de marzo de 2013

Más allá de los sentimientos

Vicente Carrión Arregui. Vitoria-Gasteiz


(En respuesta al artículo “VOLVER A EMPEZAR”, publicado el 23 de febrero, de Pili Zabala, con cariño)

He leído con sumo interés tu artículo  y comparto buena parte de los sentimientos que en él transmites, especialmente los referidos al esfuerzo necesario para reinstaurar la convivencia social dañada por tantos años de terrorismo.. No tengo la menor duda de que como hermana de Jose Ignacio Zabala, víctima del terrorismo de los GAL en 1983, tu sufrimiento es equiparable al de las víctimas de ETA –con el agravante de las humillaciones añadidas en tu caso- pero ello no significa, en mi opinión, que podamos establecer simetría alguna entre dos bandos. Aunque el dolor sea emocionalmente similar nuestra capacidad racional nos obliga a comprender que desde la Transición hasta hoy mismo ha sido ETA la responsable principalísima del sufrimiento que necesitamos dejar atrás.

Porque ese “volver a empezar” que propones tuvo su oportunidad perdida en 1977 cuando la amnistía vació de etarras las cárceles una vez recuperadas las elecciones democráticas y otras libertades. Claro que había habido una guerra civil, una dictadura, una opresión nacional y múltiples motivos para enfrentarse al franquismo –por cuestionable que sea siempre el recurso la violencia- pero todo ello concluyó con el nuevo escenario democrático que ETA no quiso aceptar. Creo que desde 1977 las alusiones a la dictadura, a la represión y a la mitología etarra son tan innecesarias como aludir al carlismo o a la Contrarreforma para legitimar que ETA no depusiera las armas. Esa denominada “confrontación armada” no fue, creo, sino un inmenso error del nacionalismo radical vasco al creer que el uso de la violencia precipitaría la revolución vasca de sus sueños. Parafraseando al Muñoz Molina de “Todo lo que era sólido” estaríamos ante el extremismo de una élite que se aprovecha de situaciones sociales dolorosas para crear dinámicas que acaban arrastrando a una sociedad entera.

Yo puedo entender a nivel personal, Pili, que las tropelías que diversos funcionarios cometieron contra tu hermano, más las dificultades para investigar tales hechos a las que aludes en tu artículo, te hayan hecho dudar de la imparcialidad y de la honestidad de la lucha antiterrorista. Pero la legitimidad de tu dolor no debería ocultarte que hay 326 atentados etarras sin esclarecer, que el Estado acabó condenando –ciertamente, con tibieza- la “guerra sucia” de Galindo y compañía y que, por injusto que fuera el crimen de tu hermano, él había decidido integrarse en ETA para ejercer una violencia que acabó atrapándole. Una gran diferencia respecto a los centenares de asesinados por ETA en razón de sus convicciones, de sus oficios o de la mera casualidad de estar comprando en tal hipermercado o pasar por tal calle. No, Pili, el sufrimiento no iguala a las víctimas, no banaliza su razón de ser. Unos eligieron un camino, otros lo padecieron.

Arremetes en tu artículo, también, contra las “necedades” proferidas por algún que otro catedrático de Filosofía jubilado. Me imagino en quien piensas y, más allá de sus ocasionales humoradas, me duele la ofensa hacia su maestría profesional y a su coraje cívico. Yo también soy profesor de Filosofía y me desconcierta profundamente con qué facilidad hay tantos adultos en el País Vasco que incurren en errores básicos de mis alumnos adolescentes, como el de invertir la relación causa-efecto. Si los hechos objetivos confirman que a partir de 1977 ETA, con el apoyo de un sector muy minoritario de entre la población vasca, defendió sus fines “políticos” con medios delictivos y criminales, los presos actuales serán el efecto resultante de sus acciones y no la causa que legitime nuevos desafíos. Salvo contadísimas excepciones, la mayoría de las víctimas del lado etarra lo son como consecuencia de los delitos que estaban cometiendo o de excesos policiales que –sin ánimo de justificación alguna- constituyeron reacciones (efectos) desmesurados o no a la cacería (causa) que hubieron de soportar los miembros de las fuerzas armadas y muchas otras personas que se negaron a someterse al totalitarismo abertzale que, sobre todo en los entornos rurales, permitía acosar, arruinar, amenazar y forzar el exilio de quien no comulgara con las ruedas de molino de los matoncetes locales que, con pendiente o sin él, durante muchos años impusieron su ley. Causas y efectos, sí, Pili, que pueden resultar discutibles porque a veces se encadenan como cerezas en una cesta pero a cuya aclaración han contribuido muy positivamente las “necedades” proferidas por Savater, Arteta, Iriondo, Aranzadi, Azurmendi y tantos otros intelectuales cuya libertad de expresión ha coartado terriblemente su libertad de movimientos.

Para decirte todo esto escribo estas líneas, para intentar transmitirte que la empatía ante el dolor de todas las víctimas es un paso valiosísimo –hago un inciso para aplaudir los esfuerzos que promueven al respecto desde la alcaldía de Rentería- pero que resulta insuficiente si no se acompaña de cierto rigor histórico. Más en concreto, del reconocimiento de la legitimidad del Estado democrático para administrar el monopolio de la violencia, por disconformes que puedan estar una parte de sus miembros respecto a la propia legitimidad del Estado. El paso que parecen estar dando hoy deberían haberlo dado hace 36 años y sabio sería reconocerlo. Pero parece que no.



(((PD. Ligado con este asunto, desde Ezkerretik Ekintza - Con mano izquierda os recomendamos la atenta lectura de la entrevista a Urrusolo Sistiaga de la que varios medios se hicieron eco este fin de semana)))

domingo, 10 de marzo de 2013

Vagos, maleantes e hipócritas

Julio Herrero Romero. @HerreroJulio jherrero2007@gmail.com

Aún me sorprende la naturalidad con que los responsables de algunas cajas de ahorros, y otras entidades bancarias, admiten el hecho de cobrar cantidades exorbitantes por sus pretendidos servicios a la entidad. Esta semana hemos conocido que la actual Presidenta de la Comunidad Navarra, y su antecesor en el cargo, llegaron a embolsarse más de cinco mil euros en una sola tarde por su asistencia a reuniones que no duraban más allá de los treinta minutos. Pero lo más llamativo resulta ser la explicación: "en las cantidades iba incluida la responsabilidad". ¿A qué responsabilidad se referirán? Resulta que cuando en Bankia, o Caja Madrid, un juez se atrevió a insinuársela a los consejeros que habían llevado a la ruina a miles de impositores y accionistas, todos declararon ser unos ignorantes que no entendían un balance.

Terrible situación la que se encuentra este país de vagos e ignorantes que se aúpan al poder sin más miras que llenar la andorga llevándose por delante lo que sea, incluidas las ilusiones, los ahorros y la vida de sus congéneres. Y piensan que es lo natural, que se lo merecen. Que han llegado ahí por sus méritos. Hasta lo aceptaría si tuvieran el mismo trato privilegiado por sus deméritos y a la vista de ellos perdiesen, al menos, lo tan injustamente percibido.

El caso de las cajas de ahorro es especialmente sangrante, teniendo en cuenta que eran las únicas entidades que, aparentemente, tenían un control directo de los impositores mediante sus representantes en las asambleas y en los consejos. Y más tremendo aun cuando parte de esos representantes eran puestos por los partidos políticos que gobernaban en las instituciones fundadoras. ¿Asumirán éstos su responsabilidad? No parece que nadie esté dispuesto a hacerlo y una vez más el ciudadano acabará pagando de su bolsillo los déficit, las dietas, los agujeros y los rescates bancarios, mientras sigue observando la sonrisa forzada de falsa inocencia de tan ineptos gestores.

Bankia anuncia que en 2014 dará beneficios, pero su Presidente ya los lleva por adelantado en los cientos de miles de euros que constituyen su retribución. Caja Vital Kutxa no asegura que pueda mantener las ayudas al alquiler de viviendas más de este año, ¿estarán igual de inseguros los sueldos de sus consejeros pasado este plazo? Sería de agradecer que alguien renunciase a ello pero…”con la iglesia hemos topado querido Sancho” (que al parecer nunca estuvo en el Quijote, otro engaño más…)


Artículo Publicado en Diario Noticias de Álava (10.03.13)

jueves, 7 de marzo de 2013

Un nuevo contrato social: la transparencia

Óscar Rodríguez Vaz. Vitoria-Gasteiz. @rvoscar http://oscarrodriguezvaz.blogspot.com


Las principales instituciones del Estado están siendo percibidas como un problema para la ciudadanía. Se percibe en la calle y lo corroboran, serie a serie, los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas. Los partidos políticos, las Autonomías, la Monarquía, símbolos de la estabilidad y perdurabilidad del sistema ideado y acordado en la Transición, inspiran más desconfianza que nunca.

Y es que, ciertamente, llevamos unas semanas “gloriosas”. En medio de la mayor crisis económica desde el “crack” del 29, no hay forma de encender la televisión y no encontrarse con novedades sobre el caso Bárcenas y las cuentas del partido político que gobierna España; o declaraciones desafortunadas de la presidenta Barcina en torno a “su” caja de ahorros, uno de los símbolos de la extensión de la influencia partidaria en ámbitos que les deberían ser ajenos; o nuevas pruebas que van cercando a miembros de la institución que fue elegida como árbitro y moderador de nuestro sistema, la Monarquía.

Todo este caldo de cultivo, añadido a la obsolescencia de nuestro sistema institucional – lógico, después de 35 años de funcionamiento prácticamente inmutable –, nos sitúa ante una grave crisis de confianza. Esta desconfianza ha alimentado, y lo seguirá haciendo, los diferentes estallidos sociales vividos en los últimos años.

En su último libro, el profesor Manuel Castells sitúa precisamente en esa desconfianza, el origen de las movilizaciones que se han vivido en todo el mundo: “La confianza se desvaneció. Y la confianza es lo que cohesiona a una sociedad, al mercado y a las instituciones. Sin confianza, nada funciona. Sin confianza, el contrato social se disuelve y la sociedad desaparece, transformándose en individuos a la defensiva que luchan por sobrevivir”.

Pues bien, en la medida en que las relaciones sociales en democracia se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales, urge la firma de un nuevo contrato basado en la confianza. Y, en mi opinión, la mejor forma de transmitir confianza pasa por dos elementos estrechamente relacionados entre sí: transparencia y la dación de cuentas.

Las medidas de transparencia y dación de cuentas están llamadas a ser uno de los pilares de la tan cacareada – y no por ello menos necesaria – regeneración política que debe experimentar nuestro país. La opacidad que preside la toma de muchas decisiones y la falta de explicación posterior de las mismas, ha provocado que este tipo de medidas se conviertan en una exigencia recurrente de la parte más concienciada y dinámica de nuestra sociedad, que será, al fin y al cabo, quien nos saque de la situación en la que estamos sumidos.

Hacen falta medidas de transparencia radical en la política, en la sociedad, en la empresa. Por ejemplo, en tanto en cuanto su principal fuente de ingresos es la Administración Pública, todos los partidos políticos sin excepción, deberían dar cuenta tanto de sus balances, como de su patrimonio. Por ejemplo, durante el tiempo que ejerzan, los diferentes cargos públicos de todos los niveles institucionales deberían estar obligados a publicitar la evolución de sus declaraciones de actividades y bienes. O, por ejemplo, cualquier ciudadano debería poder conocer el destino de los dineros públicos que reciba cualquier empresa (pública, parapública o participada), así como las declaraciones de bienes y actividades de los responsables de tales empresas.

Y también son necesarias medidas de rendición de cuentas en las instituciones y en los propios partidos políticos. Un ejemplo que ya se practica en otros países: se pueden introducir, tanto en los partidos como en las instituciones de representación, mecanismos que permitan la revocación de un cargo público u orgánico de cualquier nivel por incumplimiento de su plan de acción, del programa electoral o de los compromisos personales que hubiere adquirido. No puede ser que tengamos que aguantar durante cuatro años a una persona que, durante el primer semestre de su mandato, ya haya incumplido sus principales promesas electorales.

En definitiva, no sé si alguna vez en el tiempo la hubo, pero desde luego hoy no hay excusa alguna para no poner a disposición de la gente lo que es suyo. No hay razón para ocultar a la sociedad el destino último y las explicaciones sobre la utilización del dinero que se obtiene de sus impuestos. Además, con los avances tecnológicos que se han experimentado y la extensión de los mismos al conjunto de la sociedad, no hay impedimentos para que se puedan conocer ese destino y las explicaciones “just in time”.Muchísimas personas creen aún en la política, en el sistema democrático-institucional. Yo soy uno de ellas. Y por eso precisamente apuesto por su reforma urgente. Porque si no lo hacemos quienes nos lo creemos, corremos el riesgo de que un movimiento populista de discurso fácil - y aún más fácil financiación - sea quien lidere no ya su reforma, sino su demolición.


Artículo publicado en DIARIO VASCO (07.03.13).