miércoles, 20 de noviembre de 2013

Votos, primarias y café con churros

Por Aurelio Romero Serrano

Artículo publicado en el Diario de Noticias de Álava el día 19 de noviembre de 2013

Levantó bastante revuelo la presencia en Vitoria hace dos semanas de Luis Salvador, impulsor de "Socialismo y ciudadanía", en vísperas de la Conferencia Política del PSOE. Su intervención ante mas de 100 ciudadanos inquietos, muchos de ellos militantes del PSE-EE, no aportó grandes novedades a lo que desde hace casi dos años se viene debatiendo fuera y dentro de dicho partido. El diagnóstico que Salvador hacia describía en gran media el mapa de la crisis interna desde la pérdida de la elecciones generales,  mapa para el que la Conferencia Política de Madrid pretendía confeccionar una hoja de ruta para el futuro.
Más revuelo aún levantó horas después su decisión de darse de baja como afiliado al Partido Socialista y su aproximación al partido Ciudadans, una decisión tan personal como respetable. Salvador consiguió, eso si, que se pudiera hablar tranquilamente de esa inmediata Conferencia y, especialmente, de ese intento que se anunciaba de abrir el partido a la sociedad con motivo de unas elecciones primarias que aún no se sabe para cuándo serán pero sobre las que si vamos conociendo los nombres y algunos de los movimientos de quienes les impulsan, encumbran y respaldan.
Pasado ese encuentro destinado a decidir el mejor Partido Socialista posible para legar a la sociedad bien y pronto, las dudas del encuentro en Vitoria con Luis Salvador se han hecho realidad porque las caras conocidas que se despedían ese domingo en Atocha camino de su punto de origen llevaban dibujada la satisfacción de haber sorteado la cuádruple contradicción de debatir un problema sin resolverlo, superar el debate sin mantenerlo, mirar el futuro sin cerrar el presente y responsabilizar a un líder futro del cambio que se cuece en las cocinas del pasado.
Antes y después de Madrid se ha centrado el gran argumento de la apertura a la sociedad del PSOE en la posibilidad, por confirmar, de que en esas primarias quien lo desee pueda participar para elegir al candidato socialista a la Presidencia del gobierno de España. Cuesta creer que quien ha retirado su voto al PSOE reiteradamente en España y en las elecciones celebradas después de la llegada del PP y su mayoría absoluta, vaya a realizar  un acto de fe electoral, incluido registro y archivo de sus dato así como pago de una pequeña cantidad, que no es sino una forma de afiliación temporal y puntual. Quienes desde el interior del PSOE se dedican a captar nuevos socios saben el esfuerzo de esa labor y la casi imposibilidad de desarrollarlo, pero también conocen las maneras diversas maneras que algunos tienen de hacerlo en momentos muy concretos. Pensar en captar votantes en las elecciones internas y semiafiliarlos previamente es un salto, no ya imaginativo, sino ilusorio, salvo el valor de titular que entraña. Si esos supuestos votantes quisieran participar en esa elección y con ese objetivo ya lo serían de querer serlo.
Del PSOE se espera que cierre sus discrepancias internas pero, sobre todo, que aclare el mensaje. No es mala decisión convertir la Conferencia Política convocada para hablar de organización en un encuentro para hablar de ideas, si así hubiera sido de manera profunda y no de la necesidad de fabricar una foto diaria y reiterada. A la ciudadanía de hoy le importa poco ya quien sea el candidato socialista en unas elecciones generales dentro de  mas de un año y con unos comicios europeo que cada día parecen más un obstáculo para lo interno que una esperanza nacida en Europa. Como comenta un viejo socialista, lo del candidato es para el café con churros de los afiliados. A los demás les preocupa el país, el pan y sus derechos, no la cara socialista de turno.
Al hablar de participación externa, cerrada a las lecciones primarias, alguien se está haciendo trampas a si mismo al pensar que eso es un sinónimo de abrir el partido, una forma de implicar el conjunto de la ciudadanía, que debe confiar en las mismas personas y formas en que se ha convocado la propia Conferencia y se ha organizado la presencia y participación representativa de los afiliados. La sociedad, no solo los afiliados, mantiene una especial sensibilidad sobre la aspiración de permanencia de las organizaciones internas y sus responsables. Costará convencer de que incluso con nombres, apellido y cuota única se pueda influir en la maquinaria que plantea. convoca y organiza ayer una Conferencia con aire de congreso extraordinario y mañana unas elecciones primarias, sin alterarse por el hecho de que desde fuera se tuercen planes o nombres.  
Hablamos de pérdida de conexión del PSOE con la sociedad desde que el denostado Zapatero decidió aceptar al crisis como un hecho real pero no es cierto en su totalidad. El PSOE ha perdido la relación con la sociedad hace muchos años y la crisis sólo ha reflejado esa realidad en votos. No ha sido capaz de generar en el centro sociológico una defensa del bien común, sino la conveniencia de su disfrute. Ansió buscar la mayoría que el centro da o quita sin preocuparse por crear un convencimiento de la bondad de la estrategia, ha sido Incapaz de sostener el plan y de sostener la comunicación con una sociedad que nunca fue cómplice y que se siente abandonada a su suerte. Una sociedad sabe que sólo será recuperable, lo que quiere decir interesante de nuevo, si es el PSOE es capaz de darse la vuelta como un guante.
Tantos años después vuelve a comprobarse que la traducción del término socialismo no es siempre esa socialdemocracia como Willy Brandt predicaba, que se mantiene ese rechazo al modelo que la propia socialdemocracia impulsaba y que describía Carlos Solchaga en Tafalla hace años: El bien social, el bienestar, solo puede ser sostenible para los menos. Ese es abandono producido y sobre el que muchos, como el sociólogo Ignacio Urquizu, vienen incidiendo desde hace tiempo.
Perdida la sociedad, se ha construido un tótem virtual llamado Conferencia que solo los más ingenuos de dentro del PSOE esperaban que fuese el faro de la renovación. Y se encargó a conocidos y cercanos expertos en comunicación lo que la política no consigue resolver. Con buen oficio, se ha levantado un símbolo de cartón piedra, una rosa sin hojas, que ha dado cobijo a todos los nombres posibles como si fuese una rememoración de la historia del socialismo moderno español. Se ha cerrado con cuatro titulares la fiesta y mucha foto de aparato agrupado en torno a sus acostumbrados líderes, los mismos que llevaron al PSOE a pensar en la necesidad de una renovación, que realmente ha salido más debilitada después de su entusiasta y difícil paso por los congresos del PSOE. Alfonso Guerra hablaba hace tiempo de los renovadores de la nada y los identificaba con quien hoy conocemos mucho mejor. Pero también comprobamos cómo puede hablarse de renovación sin nada de renovación. Era impensable que así hubiera podido ocurrir.
Por eso se habla y se hablará de nombres propios. Porque hay ansia real de que surja de ese debate nominal una cabeza con ideas que, además, sea aceptable por los poderes del partido y los contrapoderes instalados desde antes y para después de la conferencia política. Un buen tema para la hora del café cuando se llame de nuevo a los afiliados para votar y hacer recuento de supervivientes.

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